PRIMEROS ÉXITOS

Quien compró por primera vez fueron mis tías y mis primas. Cuando les hice ver lo que yo había creado, se quedaron muy sorprendidas y en seguida quisieron comprar una pareja de pendientes. También mi primo compró una para regalarla a su novia. Para mí fue muy importante, porque la gente me había dado prueba de que mis trabajos era apreciados y no gustaban sólo a mí, sino tenían una versatilidad para satisfacer estilos diferentes. Desde aquel día empezé a dedicarme con mucha más constancia a mi hobby y descubrí que podía ser también una ocasión para conocer a nueva gente.

De hecho, se crea una red invisible entre amigas y familiares y el número de mis clientes sigue tadovía creciendo. Además me gusta muchísimo encontrar chicas que tienen mi misma pasión: contrariamente a como se podría pensar, no hay rivalidad entre nosotras, sino nos gusta aconsejarnos sobre los materiales y las técnicas, y no es raro que nos intercambiamos unas piezas o compramos algo de la otra.